miércoles, 8 de mayo de 2013

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Escribo en mi refugio.
En aquel rincón olvidado donde las almas perdidas se reúnen,
donde el cantar de los pájaros no llega,
donde el recuerdo de tu sonrisa no duele.
Escribo aislada, anhelante de cariño,
de un cariño que nunca llega,
y que ya ni espero.
Escribo por sentirme viva,
por sentirme útil,
pero sin esperanza.
En aquel rincón olvidado las contemplo a todas,
a todas esas almas que ya nadie siente,
a todas esas almas que jamás echarán en falta.
Pero aunque viva estoy muerta,
he muerto desde hace tiempo,
pero este maldito corazón todavía no se cansa de latir.
Yo lo animo a que lo haga, pero si ya ni él me escucha,
quién lo hará?
Nadie.
Nadie está solo y todos lo estamos,
nadie está feliz pero todos reímos.
Sonrisas falsas al alcance de la mano de cualquiera que quiera hacer un esfuerzo,
de cobardes que no quieren hacer daño,
de personas que se mentalizan de que quieren vivir.
Pero yo no.
Yo permaneceré en mi rincón,
en mi cripta,
en mi fortaleza,
allí donde están las almas perdidas...
allí donde nunca seré juzgada.

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