miércoles, 8 de mayo de 2013

La princesa de los sueños.

Todos hemos crecido conociendo los sueños.
Seguramente ninguna persona recuerde su primer sueño, ni recuerde todos los que ha tenido.
Algunos ni siquiera se recuerdan nada más despertar, pero sabemos que soñamos.
Pero al igual que todo, algo ocurrió para que las personas soñasen.
Los sueños no existen desde siempre.
Los sueños existen desde que los creé yo.
Las infancias felices, las que todos recordáis, eran las añoradas por mi.
Mi vida no era bonita ni repleta de juguetes, si no más bien apagada.
Mis padres no creían que los niños fuesen niños, ni que la vida fuese un regalo, si no que hay que inculcar a éstos valores adultos, ya que cuanto antes comprendan el significado de la responsabilidad, antes serán considerados personas.
Yo crecí en ese ambiente, pero no compartía este tipo de pensamientos.
Me pasaba la vida con mi tutor, un hombre amigo de la familia más estricto que mis propios padres.
Y creía que eso era lo normal.
El tutor un día enfermó, y mis padres no encontraron otro, por lo que me dejaron en casa de unos amigos de confianza.
-No seas maleducada ni infantil, y sé respetuosa, me decían a mis 8 años.
Ese día fue el más feliz de mi vida.
Recuerdo que llovía, que me quedé de pie ante la puerta de la entrada, nerviosa por si aquella familia desconocida me preguntaba algo que mi tutor todavía no me había enseñado y me castigaban.
Pero obviamente no fue así.
Me abrieron la puerta y me abrazaron. Me dieron un beso en la mejilla.
Sí, es triste, pero la primera muestra de lo que era el amor me la dieron dos desconocidos.
-Pasa al cuarto de juegos, Noelia está esperándote ansiosa!
¿Cuarto de juegos?- pensé ¿Qué será eso?
Me dirigí a aquella puerta y llamé.
Se abrió y apareció una niña muy despeinada.
-Eres Cordelia verdad??? Estaba deseando que llegases!!!!!
Pasé el mejor día de mi vida, entre juguetes que nunca había visto, estaba maravillada.
Noelia entonces me contó que había soñado algo muy raro, que estaba en un país donde los juguetes se comportaban como las personas de verdad.
-Soñar? Qué es soñar?- pregunté
-¿Nunca has soñado? Vaya que raro, entonces qué haces cuando duermes?
-No sé, nunca recuerdo nada.
-Pero eso es culpa tuya!!! La próxima vez que te metas en la cama, piensa en cosas que te gusten mucho, ya verás como sueñas con ellas. Al menos eso es lo que dice mi mamá.
Me marché con tristeza de aquella casa, he de reconocerlo, rezando para que mi tutor no volviese nunca más.
A partir de ese día, me esforzaba todos los días por soñar, sin conseguirlo.
-Mamá, ¿por qué no sueño?
-Porque ya eres madura y mayor, las personas mayores no sueñan Cordelia.
-Y cuándo sabes que eres mayor?
Mi madre dudó ante esa pregunta, pero al final se la inventó.
-Pues... tú todavía no lo eres, pero cuando cumplas los 9 años lo serás.
Oh no, pensé, no voy a soñar nunca en mi vida?
Ese pensamiento me entristecía mucho, tanto que empecé a ponerme cada día más enferma.
No podía quitar de mi cabeza que nunca iba a poder soñar, que todas aquellas cosas bonitas de las que Noelia me había hablado jamás se cumplirían.
Mis padres empezaron a preocuparse, porque cada día mi estado era más y más débil.
Lo último que recuerdo de aquella mala época, es que un día, cuando estaba tan enferma que no podía ni mover mis pequeños bracitos, cerré los ojos.
Y al cerrarlos pensé con todas mis fuerzas que quería ser la princesa de los sueños, que quería ayudar a los niños que no podían soñar como yo.
Y desperté. Y me vi muy dormida en mi cama, como si fuese otra persona, mientras mis padres lloraban.
Me di cuenta de que había huído de mi cuerpo, y de qué podía volar.
Había hecho realidad mi propio sueño.
Desde ese día os visito cada noche, tan solo a los que tenéis fé, a los que queréis seguir siendo niños, a los que seguís teniendo esperanzas.
Os visito para que veáis que aunque no sea real, podéis crear vuestro propio mundo, y ser felices al menos mientras dormís.
Así que antes de dormir, cuando cerréis los ojos, pensad en Cordelia, la niña que dió su vida por los sueños, la niña que os visita cada noche e intenta que tengáis un momento feliz.
Así que antes de dormir, cuando cerréis los ojos, pensad en mi.

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